martes, 11 de septiembre de 2018

La Chamana Mágica


En una pequeña aldea, ubicada a orillas de un bosque mágico, vivían un grupo de jóvenes guerreros que habían olvidado por completo los dones que les fueron obsequiados por el universo.

Estos guerreros parecían no encontrarle sentido a la vida, con sólo mirarlos podía percibirse un halo de tristeza, era como si la energía de su aura hubiese comenzado a apagarse, como si la alegría, cual ave en invierno, hubiese emigrado de sus corazones.

Pero un día, llego a la aldea una mujer llamada Atenea, quien comenzó a decir a todos los habitantes que en lo más profundo del bosque mágico existía una gran Chamana, poseedora de una sabiduría ancestral, conocedora de los ciclos de la vida, un espíritu de luz, un ser mágico, con una mirada penetrante y una voz de terciopelo que acaricia el alma.

Una mujer capaz de enseñarte a sanar cualquier herida, una mujer que logra enfrentarte con tus peores temores, que con su sabiduría te guía y te ofrece recursos para que salgas victorioso de las batallas más peligrosas a las que puede enfrentarse el ser humano, esas batallas que tienen lugar en lo más profundo de tu ser.

Los jóvenes guerreros empiezan a escuchar todos esos comentarios hechos por Atenea y comienzan a sentir que en sus corazones vuelve a brillar un poco de esperanza, se preguntan a sí mismos si será verdad todo lo que dicen, si realmente existe esa mujer tan sabia y si podrá ayudarlos a reencontrarse con esa parte de ellos, que aunque no pueden recordar, sienten que les hace falta.

Así cada uno de ellos, por separado, acuden a Atenea y le piden que les indique como pueden contactar con ese ser mágico del que ella tanto habla. Atenea les indica que el camino no es fácil, que al adentrarse en el bosque mágico su determinación será puesta a prueba y que probablemente no todos lo lograran, que el camino hacia la Chamana es un camino duro, en el que nuestro peor enemigo podrá llegar a ser nosotros mismos.

Al oír esto algunos guerreros desanimados deciden no emprender la búsqueda; pero otro grupo conformado por Artemisa, Kasandra, Urano, Ágata, Freya, Dana y Electra, deciden unirse para adentrarse en lo más profundo del bosque mágico en busca de la Chamana.

Al llegar a la entrada del bosque lo primero que ven es un letrero que cuelga de un árbol, donde se lee la siguiente inscripción:

«Si no sabes lo que quieres ¿Cómo vas a saber dónde buscar?»
            
Los jóvenes se miraron unos a otros y confundidos, por primera vez en mucho tiempo, comenzaron a preguntarse a sí mismos ¿qué era lo que realmente querían?; ¿qué era eso que los movía a abandonar su comodidad para emprender ese viaje hacia lo desconocido?... Y esperando encontrar respuesta a esas interrogantes se adentraron en el bosque.

Agotados luego de haber caminado un día entero, deciden parar y buscar un lugar para acampar y descansar. Artemisa, haciendo gala de su arte preparo para los guerreros un festín digno de los Dioses, pareciera que las mismas hadas se hicieron presentes para ayudarla a crear los manjares más exquisitos del mundo.

A la mañana siguiente los guerreros despertaron con el alba, decididos a emprender la búsqueda nuevamente.

Freya comienza a dudar de que realmente exista ese ser mágico y empieza a aflorar en ella un miedo que la hace cuestionarse, ensimismada y totalmente taciturna se aísla del grupo sumergiéndose en un mar de pensamientos y recuerdos que la llevan a divagar entre la ira y el desconsuelo.

Mientras tanto, el resto del grupo no logra ponerse de acuerdo sobre qué rumbo tomar, Artemisa, Urano y Ágata insisten en que era preferible quedarse en casa. Dana iracunda les grita a todo pulmón que hagan lo que quieran, total da igual estar o no estar, parar o continuar.

Electra interviene y señala a una mujer que se acerca a través del bosque, Kasandra se acerca, la mujer dice llamarse Armonía, todo el grupo se acerca a conocerla.

Armonía haciendo honor a su nombre transmite serenidad, su voz es suave y melodiosa, se asemeja al trinar de los pájaros. Ella le asegura a los guerreros que la Chamana si existe, que ella ya ha tenido el honor de conocerla y de recibir su ayuda, que la razón por la que se encuentra en el bosque es porque está en su búsqueda nuevamente, porque la majestuosidad de la Chamana es tal, que una vez que la conoces no te puedes alejar.

Kasandra y Dana preguntan al unísono: ¿Dónde exactamente podemos encontrarla?

Armonía respondió: sólo cuando logren descifrar lo que su corazón busca la podrán encontrar… Y así sin más volvió a desaparecer en el bosque.

Los jóvenes guerreros se sentaron alejados unos de otros, en completo silencio, por segunda vez desde que emprendieron la búsqueda comenzaron a pensar que era eso que su corazón añoraba.

Kasandra, quien vivía sumergida en el mar de la ambición, empezó a darse cuenta que a su corazón le faltaba esa magia indescriptible que la hiciera vibrar, esa pasión que sólo enciende el fuego del amor, ese amor puro que nace en lo más profundo del ser, y sintió que por sus mejillas, como perlas, se deslizaban las lagrimas; aunque hasta ahora muchas lagrimas había derramado podía sentir que este llanto era distinto, cada gota que brotaba de sus ojos parecía venir de lo más profundo de su alma.

Por su lado Electra lucha con sus propios demonios, sintiéndose indigna de disfrutar del amor más puro que pueda existir en el planeta, sin darse cuenta que cada palabra dicha y cada pensamiento han sido necesarios, como necesario es aceptar sin reproches; errar, aunque cueste creer, es lo que nos hace ser humanos.

Ágata, oculta bajo una falsa serenidad, se atormenta pensando qué necesita hacer para como un pájaro poder volar.

Urano y Artemisa, siempre muy cercanos, se lamentan juntos cual víctimas de un depredador salvaje; aunque en el fondo saben que pueden sus corazones liberar, siguen eligiendo vivir como esclavos.

Dana, se refugia en su coraza con la creencia de que nada necesita y está protegida de cualquier daño externo, sin darse cuenta de que lo que realmente lastima ya está dentro.

Al fin el sueño llega… los guerreros, caen rendidos en medio de la incertidumbre y el miedo que les produce lo que han descubierto. A la mañana siguiente un olor a flores les despierta, al abrir los ojos encuentran ante ellos a una mujer que irradia una gran belleza, esa belleza que viene del alma y que hechiza con solo mirarla.

La Chamana con voz de ángel los saluda y les dice, el mejor regalo que les puedo dar dentro de ustedes mismos lo podrán encontrar. Solo puedo señalarles lo siguiente:

Artemisa: si ya sabes lo que quieres y lo que te apasiona solo tienes que aferrarte a ello. Si lo que has hecho hasta ahora no te hace feliz es porque insistes en tus deseos reprimir.

Urano: cuando la comodidad nos mantiene aferrados a alguien o algo es imposible que suceda un cambio.

Ágata: a veces creemos que el mundo no puede vivir sin uno y nos negamos a ver que es uno quien no quiere vivir sin el mundo.

Freya: frente a un espejo podrás ver a una gran mujer, llena de dones y creatividad que solo ella se resiste a aceptar. Abre tus brazos y abraza a esa maravillosa mujer que la vida ha esculpido tan perfectamente.

Kasandra: esos defectos que insistes en ver solo el amor los puede desvanecer. Decir “NO” es necesario, cuando es la única forma de mantenernos a salvo.

Dana: si un recipiente está lleno es imposible que entre algo nuevo. La casa has de limpiar si a la alegría quieres dejar entrar. Saca todo lo que no es útil y date el permiso de renovar.

Y a ti Electra, debes tener presente que lo que no expresamos nos resiente. Para con la culpa poder luchar lo primordial es aceptar. Mientras las emociones enmascaramos la cura no la encontramos.

A todos jamás olviden que son seres únicos e irrepetibles, que el amor los acompañe, aquí estaré siempre para guiarles. Dicho esto la Chamana desapareció entre la niebla del bosque.

Los jóvenes guerreros regresaron a la aldea, con las ideas en orden y un aura renovada, decidieron poner en práctica los sabios consejos de la Chamana… Al cabo de unos meses los cambios ya afloraban:

Artemisa feliz estaba y con su arte el paladar de los habitantes deleitaba, disfrutaba la libertad que brinda hacer lo que amas.

Urano seguro de sí mismo, lleno de salud y libre al fin, disfrutaba todo lo que la vida le obsequiaba.

Ágata radiante, sin rencor ni miedos, se dedica a ayudar a otros a alcanzar sus sueños.

Freya emprendedora y segura, su prosperidad asegura. Ahora se permite brillar, perdonar y amar.

Kasandra al fin sin reproches se puede mirar y ahora está libre para a otros amar.

Dana se encuentra renovada y llena de frescura. Recibir un abrazo ya no es una tortura. Ahora ligera de carga disfruta del placer de estar viva.

Electra ha aceptado lo que su alma ahogaba, al perdonarse su corazón ha liberado. Ya libre de culpa disfruta a plenitud del maravilloso regalo que arrullan sus brazos.

En todos existe un sentimiento colectivo que es el agradecimiento a ese ser divino, regalo de Dios para quien se siente perdido. Gracias Chamana por todo lo aprendido.

-Fin-

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