martes, 4 de septiembre de 2018

Padres Potenciadores = Niños Felices



            Hace unos días, alguien publicó en un grupo de whatsapp una serie de reglas que debemos inculcarles a nuestros niños, las mismas parecían propias de un campo de concentración nazi, una programación siniestra destinada a anular la creatividad, espontaneidad, seguridad y autoestima de un niño. Mi respuesta inmediata fue: “waooo… Ya sabemos por qué tantos problemas de conducta, de rendimiento escolar, depresión, frustración y agresividad en nuestros niños. Y, cuándo los enseñamos a ser felices, a manejar y expresar sus emociones, a respetarse, valorarse y amarse a sí mismos”.

            Lo cierto es, que ese sistema de crianza no deja de rondar mi cabeza desde entonces. Porque si bien es cierto que cada día tenemos niños más inteligentes y evolucionados, también lo es que en lugar de potenciarlos estamos día a día volviéndonos más controladores y sobreprotectores. Padres, abuelos, maestros, nos hemos convertido en los grandes limitadores del potencial de nuestros niños. He visto con preocupación, a maestros de preescolar, borrarle los dibujos a un niño porque no cumple con su idea preestablecida de lo que debe ser una casa. Si Da Vinci y Picasso hubiesen tenido maestros así, estoy segura de que no existirían obras como La Scapigliata, La Ultima Cena, La Dama del Armiño, La Mona Lisa, El Sueño, La Lección, La Señoritas de Avignon, etc.

            Es nuestro deber y obligación crear un entorno adecuado para que nuestros niños puedan desarrollar al máximo su potencial, descubrir sus dones y expresarse con confianza y seguridad. En lugar de prohibirles que rayen las paredes creémosle un espacio, un muro donde puedan pintar y expresar su creatividad; enseñémosle a respetarse a sí mismos; a manejar y expresar sus emociones, nuestros niños tienen derecho a experimentar emociones negativas como: rabia, miedo, inseguridad, tristeza, ansiedad, y es nuestro deber como adultos, enseñarles a  expresar y liberar esas emociones para que no dejen huellas negativas en su alma.

            Si nota que su hijo está molesto, tiene un ataque de ira, en lugar de reprimirlo mantenga la calma, e incítelo a golpear un cojín hasta que note que cambia su estado de ánimo, con esta forma de catarsis el niño se liberará de la rabia, una vez que se haya calmado hable con él y averigüe que detonó esa emoción y explíquele que cuando vuelva a sentirse así, en lugar de explotar, puede comunicarle lo que le molesta que usted siempre estará dispuesto a escucharlo y a ayudarlo.

            Si está asustado o con ataque de pánico, apóyelo, nunca lo ridiculices, explícale que es normal sentir miedo en ciertas situaciones, pero jamás debes permitir que se sienta mal o avergonzado por el hecho de tener miedo. Analiza con él la situación y proporciónale estrategias que puedan ayudarle a vencer sus miedos. Pueden hacer juntos una lista con cosas que le recuerden por qué está fuera de peligro, porque puede sentirse a salvo.

            Otra de las emociones que pueden experimentar nuestros niños es la tristeza, y es quizás una de las más difíciles de identificar, ya que a veces la enmascaran y expresan de manera agresiva mediante golpes o empujones. Lo más importante, es que el niño aprenda que a pesar de que no nos guste sentirnos así, la tristeza es una emoción normal. Y todos, en algún momento, padecemos este sentimiento. Para que el niño alcance este nivel de comprensión es importante que usted no oculte su tristeza, si se siente triste explíquele a su hijo de forma sencilla, sin dramas, sin victimizarse, ni brindarle información inapropiada, el motivo de su tristeza, así les estará brindando a través de su ejemplo una experiencia para cuando sea él quien se sienta así. Es importante que se sienta escuchado, evite cuando hable con él las interrupciones, trate de hacerlo en un lugar tranquilo. Cuando lo vea calmado, puede abrazarlo durante varios segundos, de esta manera estará reforzando su seguridad y autoestima. Al igual que con el miedo, puede servir de mucha ayuda, que elaboren juntos una lista de todas las cosas buenas por las que se sienten agradecidos, esto le ayudará a combatir su pesimismo.

            En cuanto al manejo de la inseguridad y ansiedad en los niños, es importante que nos convirtamos en sus motivadores personales, debemos recordarles a diario que son seres únicos, que cuentan con todas las habilidades y destrezas para realizar cualquier tarea que emprendan. Cuando los vean dudar, pídanles que les hablen de lo que sienten, tratando siempre de indagar el por qué de esas emociones. Eviten compararles con otros, enjuiciarlos y ridiculizarlos.

            Aprendan a observar a sus hijos, a aceptarlos tal como son, sin permitir que su sistema de creencias los limite. Sé que como adultos creemos saber que es lo mejor para los niños, pero muchos nos dejamos llevar por nuestro ego, nuestros miedos y terminamos colocando la carga de nuestros sueños no cumplidos sobre nuestros hijos.  Así nos encontramos, muchos jóvenes apasionados por el arte, en las facultades de medicina; otros que aman la astronomía en la escuela de derecho. Porque lamentablemente, en lugar de aceptarlos, les imponemos la gran y dolorosa carga de renunciar a su esencia, a sus dones, por pertenecer al clan.

            Seamos congruentes, si realmente queremos que nuestros hijos sean felices y exitosos, fortifiquemos su autoestima, brindémosles herramientas que les permitan afrontar las circunstancias de la vida, pero nunca le impongamos la forma en que deben vivirla. Hagámonos responsables de las decisiones que tomamos en nuestras  vidas, si abandonamos nuestros sueños es nuestra responsabilidad, pero no podemos aspirar traer hijos al mundo para que hagan por nosotros lo que decidimos no hacer nosotros mismos. Démosle nuestro permiso y nuestra bendición para que lo hagan distinto, que escriban su propia historia, descubran sus dones y los pongan al servicio de mundo. Que se sientan libres de ser lo que quieren ser, de experimentar la vida, con la seguridad de que siempre vamos a amarlos.

2 comentarios:

  1. Que lindo. Ojala y todos los padres fueran así. A veces siento que los mios me exigen mucho

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    1. ¡Hola!... Lo primero que debes tener presente es que nuestros padres siempre nos aman, aunque a veces sintamos lo contrario, siempre quieren lo mejor para nosotros. Intenta hablar con ellos, comunicarles como te sientes, si se te hace muy difícil decírselo puedes escribirles una carta.

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